El trauma acústico es una modalidad de sordera ocasionada por el impacto de sonidos muy fuertes. Estos lesionan el sistema auditivo interno y afectan la audición, bien sea de manera temporal o permanente. La misma tiene varios niveles de gravedad, dependiendo de la severidad de la lesión.
El sonido es un fenómeno físico que se propaga a través de ondas conformadas por moléculas que vibran. Por lo tanto, el impacto de un sonido fuerte no es solo perceptivo, sino también físico y puede derivar en un trauma acústico.
No todo el mundo es consciente del efecto que puede llegar a tener un sonido muy intenso. El uso de audífonos a un volumen muy elevado, por periodos prolongados, puede causar daños en el oído. Uno de ellos es el trauma acústico.
Este puede producirse por una sola exposición a un ruido muy intenso, como un disparo o una explosión, o por la exposición continua a ruidos elevados.
Se estima que cualquier persona que se exponga a ruidos de 85 decibelios o más de forma continua y sin protección puede sufrir un trauma acústico. En algunas ocasiones, esta lesión también puede ser consecuencia de un golpe en la cabeza.