Faltan unos meses más para que la temporada de huracanes terminé, pero mientras eso suceda es bueno mantenerse informado de todo lo que pasa alrededor de ello, un ejemplo de ello sería los aviones “caza huracanes”.
Estos tienen como objetivo recopilar la información en tiempo real para así lograr un pronóstico más exacto, es por eso que estos aviones tiene que adentrarse a las tormentas y huracanes, deben de cruzar la pared del huracán de unos 670 kilómetros de diámetro en el Océano Pacifico, en el Atlántico es más pequeño (casi la mitad) e ingresar al ojo del huracán.
Estas expediciones pueden sudar de 10 a 12 horas a mar abierto. En el avión pueden ingresar cuatro personas; el piloto, copiloto, navegador y un oficial de reconocimiento del clima.
“A la hora de ingresar al huracán hay mucha turbulencia por la intensidad de los vientos, pero cuando ya se encuentran en el ojo del huracán, todo cambia y es más tranquilo”, comenta el capitán y navegante, Rafael Solort.
¿Cómo se logran las investigaciones?
Se guían a través de los sensores colocados en las alas y la nariz (con ella registra la lluvia y la velocidad del tiempo), para luego lanzar la sonda de medición en el ojo del huracán la cual reconoce la temperatura, presión, humedad velocidad y vientos, también se basan en los radares que son puestos en la cola de las aeronaves; existe un dispositivo mucho más relevante: la sonda de caída.
“Cuando se está en los distintos cuadrantes de la pared del huracán y en el ojo, el navegante lanza una sonda que los ayuda a medir la intensidad de los vientos. Algunos de los ojos del huracán pueden variar hasta alcanzar las 110 millas por hora y otros son de 30 millas”, explica el especialista.
Hasta el momento solo ha ocurrido que el equipo de la NOAA y la Fuerzas Armadas de Estados Unidos, hayan tenido la pérdida de un avión “caza huracanes” y sucedió con el Huracán “Janet”, en la que hace 63 años se tragó once personas a bordo, entre ellos sus tripulantes y dos periodistas.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
