Para algunas personas, basta mencionar la posibilidad de una inyección para hacerles sentir escalofríos. Llegado el momento, crece la tensión. Sentirán que su pulso se acelera, las domina la angustia y el temor al dolor o a una lesión, al punto de sufrir un ataque de pánico o incluso, un desmayo.
MIEDOS COMUNES
La tripanofobia -o el temor a las inyecciones- es una de las fobias más comunes, calculándose que cerca del 10% de la población la padece en algún grado. Sus primeros síntomas se manifiestan a los 5 años de edad.
La tripanofobia, como todo miedo irracional, se puede llegar a controlar e incluso a superar. En el caso de los más pequeños se recomienda no utilizar las inyecciones como amenaza, ser comprensivos, no llevar a los menores engañados a vacunarse, distraerlos en el momento de la inyección para que no piensen en la jeringa y no menospreciar sus miedos.
En el caso de los adultos, se puede recurrir a técnicas de respiración y de relajación para paliar en la medida de lo posible síntomas como la ansiedad o la hiperventilación.