Si te cuesta trabajo distinguir los objetos a lo lejos, o los ves borrosos, es muy probable que tengas miopía: uno de cada tres personas menores de 45 años tienen este problema.
Los síntomas de la miopía suelen presentarse desde la infancia y pueden aumentar con el paso del tiempo al producirse cambios en la graduación asociados al crecimiento. Por regla general, la miopía tiende a estabilizarse a partir de los 18 años. Puede presentarse asociada a otros defectos refractivos, como el astigmatismo (astigmatismo miópico) y la presbicia o vista cansada.
El principal síntoma de la miopía es que el paciente ve claramente los objetos cercanos, pero percibe de forma borrosa y le cuesta enfocar los objetos que se encuentran a una cierta distancia.
La miopía se puede corregir con anteojos, lentes de contacto o cirugía.
Los anteojos son la forma más simple y segura de corregir la miopía. Su oculista puede recetarle lentes para corregir el problema y mejorar al máximo su visión.
Los lentes de contacto funcionan al convertirse en la primera superficie de refracción para los rayos de luz que entran al ojo. Esto resulta en una refracción o un enfoque más preciso.