Este 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental; este año se pone especial atención a los adolescentes.
Durante la adolescencia se producen muchos cambios que pueden causar estrés o aprensión; si no se reconocen e identifican pueden derivar en enfermedades mentales.
El uso de tecnologías afectan significativamente la estabilidad de los jóvenes; también influye si viven en zonas afectadas por conflictos, desastres naturales y epidemias.
El consumo de alcohol y drogas, así como la depresión, las prácticas sexuales de riesgo y los trastornos alimentarios son señales de alerta.
La ONU señala que aumenta el reconocimiento de estas señales, lo que permitirá crear resiliencia mental y, posteriormente, enfrentar los retos del mundo actual.
Someter a un tratamiento a las personas que padecen una enfermedad mental no sólo representa mejorías en la salud, también hay indicadores que nos reflejan beneficios en la economía, el trabajo, la familia y la sociedad en conjunto.
“La inversión pública y la participación de los sectores social, de salud y de la educación en programas integrales, integrados y basados en evidencias para la salud mental de los jóvenes son esenciales. Esta inversión debe vincularse con programas que den a conocer a los adolescentes y a los adultos jóvenes cómo cuidar su salud mental y que ayuden a sus compañeros, padres y maestros a saber cómo prestar apoyo a sus amigos, hijos y alumnos”.
Con información de: ONU