La razón es que los veterinarios contratados por el Ayuntamiento para la autopsia no estaban registrados en el padrón de Médicos Veterinarios Responsables Autorizados del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).
El veterinario del Ayuntamiento dijo ser de la UNAM, no se sabe si está adscrito a la Unidad de Vinculación y Educación del Sureste (UVES) Maestro Justo Sierra Méndez o al Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, pues no se detalló sus generales.
Fue hasta el 19 de noviembre posterior a la muerte y disección de la jirafa, que el director de Servicios Públicos, Néstor Solana Ramos presentó a Ramírez Thomas como el veterinario técnico responsable, pero para las leyes federales el nombramiento no es retroactivo.
Por lo que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) podría requerir en los próximos días que se exhumen los restos para que se haga una necropsia más detallada, que corroboren los primeros resultados o se encuentren nuevos indicios que arrojen otra causa de la muerte.
De acuerdo con el boletín oficial emitido por la Dirección de Comunicación Social, se informó que las causas de la muerte del animal fueron por “shock hipovulémico, asociado a timpanismo y a la retención de líquidos en terceros espacios, en relación a la incapacidad de incorporarse debido a una lesión en cuello”.
Era un ejemplar macho de cinco años de edad de la especie Giraffa Camelopardalis, con un peso aproximado de 800 kilogramos y cuyo deceso ocurrió el 16 de noviembre de 2017.
Derivado del Programa Nacional de Inspección a Zoológicos 2017, la Profepa manifestó que la instalación carmelita presentó otras irregularidades, pues se encontró falta de trato digno y respetuoso a las especies animales.
La Profepa emplazó en agosto, cuatro meses antes de la muerte de la jirafa, a procedimiento administrativo al zoológico, por lo que tuvieron tiempo suficiente para evitar la mortandad de especies exóticas con un cambio en la administración de los recursos.
Antonio Arévalo.