Campeche, Camp. En el corazón selvático de Campeche, donde la humedad perfuma el aire y los rezos se confunden con el canto de las aves, Uayamón guarda tres recintos espirituales. Atraen a quienes buscan más que un paseo: el Santuario del Inmaculado Corazón de María, la Casa de Retiro y el Monasterio de los Apóstoles. Tres caminos distintos que convergen en un mismo punto “la búsqueda de paz”.
El primero, el Santuario del Inmaculado Corazón de María, se distingue desde lejos por su color naranja que rompe el verde de la selva. Es una edificación imponente, refugio de silencio y oración.
El aire huele a tierra húmeda y cera encendida; la luz entra a través de vitrales que tiñen de dorado los bancos de madera. Aquí, el tiempo se mide por los rezos. Los viernes es de confesiones de 3 a 8 de la tarde y una liturgia de liberación a las 5. Sábados es de adoración eucarística de 3 a 5, confesiones hasta las 8 y Misa a las 6 de la tarde; mientras que los domingos, las adoraciones comienzan a las 9, seguidas por confesiones y la Misa dominical a las 11.
A un costado del santuario se levanta la Casa de Retiro, gestionada por el Instituto para la Liberación y Crecimiento Espiritual de las Almas (IPLyCEA). Allí el silencio no es ausencia, sino presencia. Los árboles altos y los jardines cuidados invitan a detenerse, respirar y dejar que la mente se aquiete.
