CAMPECHE. – Contando ya con los tres personajes quienes iban a manejar los medios, sólo faltaba negociar con los dueños de los medios de comunicación para convencerles de que vender era su única opción, para ello usó varios métodos, que iban desde el amistoso “te hago cómplice” hasta el hostil asalto a mano armada utilizando todo el poder del Estado para tramitar las órdenes de aprehensión que fuesen necesarias.
Pero vamos repasando detalladamente uno por uno: Expediente de telesur hace la acotación de que la responsabilidad editorial de lo que está usted a punto de leer está basada en los testimonios corroborados de testigos presenciales y personas involucradas que pidieron permanecer en el anonimato, cuya identidad está protegida por la ley.
MAYAVISIÓN CAYÓ EN SUS MANOS
El plato de segunda mesa fue Mayavisión, debido a que resultaba ocioso comprarlo, ya que Alito contaba en ese momento, tanto con el control de la línea editorial como con la conciencia del “Pato”, pero al no poder tener Telesur, necesitaba hacerse de una televisora que le sirviera de punta de lanza de su grupo de medios. Fue así que Alito negoció con Miguel Ángel comprar Mayavisión en 25 millones de pesos, echando a andar así el “Plan Coahuila” con la intervención de Armando Zertuche y de su hermano Emigdio Gabriel, y nombrando a Duarte como administrador del que fuera su negocio.
Los 25 millones de pesos de la operación incluían todos los activos de la empresa, así como toda la plantilla laboral y los dos edificios que eran propiedad de la televisora, uno de los cuales, las nuevas oficinas de Mayavisión en Belén, fue utilizada como “bunker” de Alito cuando dejó el gobierno del estado y se quedó sin oficinas en Campeche para despachar, por lo que para trabajar, ocupaba la oficina de Miguel Duarte, como quedó en evidencia en las fotos que subía a redes sociales.
EL FRAUDE AL ERARIO CON FACTURACIÓN A SUS MEDIOS
Tres eran los objetivos que perseguía Alito con el “Plan Coahuila”, el primero, convertirse en la nueva versión de aquel empresario de medios que admiró desde su juventud y con eso asegurarse un futuro a nivel económico, el segundo, controlar la narrativa editorial en Campeche y poder manipular la percepción de la ciudadanía; y la tercera, poder saquear mes tras mes las arcas del gobierno del estado por medio de la onerosa facturación de esos medios.
De los tres objetivos, sólo se cumplió el último, porque hoy, como ya veremos en el último capítulo de la historia, la ambición de Alito de convertirse en el magnate de los medios de Campeche fracasó; el segundo objetivo, que
implicaba manipular la opinión pública, también falló.