El 15 de abril de 2019, mientras se encontraba en plenas obras de restauración, la famosa catedral gótica, de más de 850 años de antigüedad y símbolo de Francia, perdió su magnífica aguja, su tejado, su reloj y parte de su bóveda, arrasados por las llamas.
Transeúntes así como millones de personas de todo el mundo que siguieron la destrucción de Notre Dame por televisión en directo, quedaron impactadas por el impresionante espectáculo de las llamas que consumían parte de la historia de París, mientras los bomberos luchaban por salvar lo que podían.
La catedral es una atracción imprescindible para las decenas de millones de turistas que visitaban París cada año antes de la crisis de COVID-19. Un interés mundial ligado también a la fama de Víctor Hugo y su novela Notre Dame de París.
“Hubo un efecto similar al 11 de septiembre. Ver el fuego en directo, transmitido por canales de todo el mundo. Desde Brasil hasta Asia, el derrumbe de la aguja fue para las nuevas generaciones lo que el derrumbe de las torres de Nueva York fue para sus padres”, según Stanislas de Laboulaye, embajador encargado de coordinar el aspecto internacional de la reconstrucción.
La fase de consolidación de Notre-Dame se completará este verano, una condición necesaria para lanzar su reconstrucción. Pero las obras durarán varios años.
Se ha lanzado una licitación para su reconstrucción y los arquitectos están trabajando en elaborar un calendario preciso de las obras que arrancarán en el invierno boreal de 2022.
Ya se han cortado miles de robles en Francia, que se están secando, para reconstruir la aguja, su cubierta y el crucero. Y en el interior de la catedral hay un bosque de andamios, redes y lonas donde se afanan carpinteros y técnicos.
¿Qué causó el incendio de Notre Dame?
Desde el desmantelamiento en diciembre del inmenso andamiaje chamuscado, que rodeaba la aguja el día del incendio, se ha descartado el riesgo de un derrumbe mayor.
El mal tiempo, la paralización de las obras debido a la pandemia y, sobre todo, las numerosas medidas y ajustes necesarios para luchar contra las emanaciones de plomo, también han provocado retrasos y aumentado el costo.
La búsqueda del origen del incendio lleva tiempo, ya que los investigadores estaban esperando a que se desmontaran los andamios que rodeaban la catedral antes del siniestro.
Hay muy poca información disponible sobre el avance de las pesquisas. Sin embargo, según dijo una fuente cercana a la investigación, que pidió el anonimato, las investigaciones “in situ” ya están “terminadas”.
Tras ello seguirá una larga fase de análisis de lo recuperado en los escombros que debería prolongarse aún durante “varios meses”.
“En el estado actual de las cosas, no se puede afirmar que algún día podamos decir con certeza qué pudo haber causado el incendio”, sobre todo teniendo en cuenta la magnitud de los daños provocados por el fuego, señala esta fuente.
En junio de 2019, al final de la investigación preliminar, el fiscal de París había indicado que lo más seguro es que se trató de un accidente.
“Por ahora, mantenemos las mismas tesis, la de la colilla mal apagada o el cortocircuito”, añade esta fuente.
Paralelamente, se han identificado varios fallos en la seguridad de la catedral, entre ellos en el sistema de alarma del edificio, que retrasó la llamada a los bomberos el día del incendio y contribuyó a que las llamas se propagaran por el edificio.
¿Serán suficientes los 830 millones de euros recaudados a nivel nacional e internacional para reconstruir Notre-Dame? Muchos lo dudan. La generosidad internacional ha sido excepcional en estos últimos dos años, pero ahora se ve muy comprometida por la pandemia.