MÉXICO.- Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que la Reforma Electoral será un ejercicio de apertura democrática, pero sin privilegios para nadie. Con un mensaje firme, insistió en que todos los sectores, incluidos los expresidentes del IFE y el INE, así como la oposición, tendrán voz en los foros de consulta, pero “igual que los demás”.
Su postura no solo busca desmantelar la percepción de élites que se consideran por encima del pueblo, sino también abrir un debate sobre el costo y la representatividad de los procesos electorales en México.
No escatimó en críticas hacia figuras como Lorenzo Córdova y Luis Carlos Ugalde, a quienes señaló por acusar al gobierno de autoritarismo sin pruebas sólidas.
Cuestionó la legitimidad de sus críticas, recordando episodios como las declaraciones despectivas de Córdova hacia comunidades indígenas o la falta de cuestionamientos al “Pemex Gate” y la compra de votos en 2012.
“¿Qué evidencia tienen de que hay autoritarismo en México?”, preguntó, desafiando a los exconsejeros a sustentar sus dichos. Para la presidenta, la aprobación de la Reforma Judicial, que ha generado controversia, no puede ser tomada como sinónimo de un régimen autoritario, sino como un paso hacia una justicia más cercana al pueblo.

