MÉXICO- Desde su fundación en 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido una institución clave en la lucha contra pandemias, el suministro de vacunas y la implementación de tratamientos contra enfermedades como el VIH y la tuberculosis. Sin embargo, estas labores han quedado en entredicho tras la firma de una orden ejecutiva por parte de Donald Trump, para retirar a Estados Unidos del organismo y cancelar todos los programas de asistencia e investigación relacionados con la salud pública, tanto dentro como fuera del país.
Expertos en epidemiología advierten que esta decisión podría afectar gravemente los mecanismos globales de respuesta a emergencias sanitarias. “La OMS ha dependido en gran medida de la infraestructura epidemiológica estadounidense, que ahora queda desmantelada en su relación con la organización. Esta retirada es irresponsable y sin precedentes”, asegura a CAMPECHE HOY, Samuel Ponce de León Rosales, coordinador del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) de la UNAM.
El impacto de esta decisión trasciende la financiación. Estados Unidos ha sido un actor clave en la OMS, contribuyendo con entre el 15 y el 20 por ciento de su presupuesto total.
“Estados Unidos financiaba no solo operación cotidiana, sino también programas específicos y emergencias sanitarias. Su salida deja un vacío difícil de llenar en el corto plazo”, explica Alexis Bedolla Velázquez, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN).
Contribuciones voluntarias de gobiernos, organizaciones y filántropos representaban hasta el 90% del presupuesto total de la OMS en la última década, muchas de ellas con destino a proyectos
específicos como la erradicación de enfermedades infecciosas en zonas vulnerables.
Con la salida de Estados Unidos, la organización enfrenta una crisis presupuestaria sin precedentes, que podría traducirse en la cancelación de iniciativas de salud fundamentales.
El impacto también afecta la red de comunicación epidemiológica global. “El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) solía compartir datos en tiempo real sobre brotes de influenza y otros virus respiratorios.
Ahora, esa información no fluirá igual, lo que podría retrasar respuestas sanitarias en distintos países”, advierte Ponce de León. De hecho, ya se observa una reducción de reportes sobre la evolución del virus H5N1 y de casos de sarampión en Texas.
