La victoria de Donald Trump en las elecciones que acaba de celebrar Estados Unidos ha sido bien recibida por Wall Street y Tel Aviv, por ejemplo, y encajada con buena parte del movimiento ecologista global, por poner otros ejemplos. A las protocolarias felicitaciones que, numerosas, ha recibido el nuevo primer mandatario de los Estados Unidos, se ha unido la de la American Clean Power Association, la gran patronal del sector renovable USA, que ha difundido un comunicado en el que se pone a disposición de la nueva Administración Trump-Vance para seguir creando riqueza y empleo y en el que recuerda que «nuestra industria creció a un ritmo de dos dígitos cada año durante la primera administración Trump y ha acelerado este ritmo de progreso desde entonces.
Friederike Otto, profesora titular del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres (Reino Unido): “el mundo se encuentra en un lugar muy diferente a cuando Trump estuvo en el poder por última vez. La transición mundial hacia las energías renovables se está produciendo a un ritmo sin precedentes. Nada de lo que pueda hacer el Gobierno estadounidense cambiará el simple hecho de que las energías renovables son más baratas y fiables que el petróleo, el gas y el carbón. Los combustibles fósiles son cosa del pasado. El mundo avanza. Estados Unidos nunca ha sido un gran jugador de equipo en las CoP, independientemente del partido que esté en el gobierno. La gente no va a las CoP esperando que Estados Unidos impulse más ambición.
Cuando Trump abandonó el Acuerdo de París en 2016, muchos gobiernos siguieron manteniendo sus planes. Como siempre, otros países tienen que dar un paso adelante en la CoP29. Trump puede negar el cambio climático todo lo que quiera, pero a las leyes de la física no les importa la política.
Mientras hablamos, casi todos los estados de Estados Unidos están sufriendo sequías y el mes pasado, huracanes consecutivos causaron estragos en el sureste.