“No puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Para eso es la ley de austeridad”, con esa frase cerró el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado viernes, su conferencia de prensa mañanera, la número 100 desde que iniciaron el lunes 3 de diciembre.
López Obrador es el único presidente en el mundo, en la historia, en hacer una conferencia diaria. Hay casos que, cuando mucho, algunos llegan a hacer dos o tres conferencias mensuales.
Las conferencias de López Obrador han desatado polémica. Sus críticos dicen que no responde las preguntas que se le hacen, que no son una verdadera rendición de cuentas con los gobernados, que es una especie de show de exposición diaria, como una especie de mera propaganda política. Sus defensores, iniciando por él mismo, consideran que es una forma de hacer un “diálogo circular” con el pueblo, a través de los periodistas.
En promedio, sus conferencias de prensa rondan los 81 minutos, siendo la más larga, la del 18 de marzo, con 130 minutos, y la más corta el 11 de marzo, cuando su informe de 100 días, con 12 minutos, de acuerdo con el análisis del doctor Luis Estrada, analista político especializado en la revisión de estas conferencias de prensa.
El tema más recurrente tocado por Obrador es el mismo eje de su gobierno: combate a la corrupción, destaca Luis Estrada.
Hay quienes apuestan que en algún momento, por estrategia o por agotamiento, el presidente tabasqueño López Obrador desistirá de la conferencia diaria y acaso la hará semanal.
Pero el propio mandatario asevera que no, que así serán los 5 años 10 meses establecidos constitucionalmente para su mandato. Las conferencias no han estado ajenas a la polémica o a hechos inesperados que abren la discusión pública durante el mismo día, o incluso días subsecuentes.
