Por vez primera, un presidente de la República se apega a las tradiciones de los pueblos y le pide permiso a la madre tierra para edificar una magna obra.
Andrés Manuel López Obrador, ofreció un ritual con representantes de los 12 pueblos mayas de Chiapas, para arrancar la obra del Tren Maya, que recorrerá mil 525 kilómetros.
En el sitio donde será la estación principal del Tren Maya, AMLO estuvo con representantes de comunidades indígenas, quienes prepararon el acto cultural dedicado a la madre tierra, como parte del inicio de la rehabilitación de las vías férreas Palenque- Escárcega.
El ritual comenzó con la lectura de un texto sobre los orígenes del mundo maya, pronunciado por Emilio Ramón Ramírez Gutiérrez, Secretario de Desarrollo Sustentable de los Pueblos Indígenas de Chiapas.
Luego, dos indígenas limpiaron un hoyo en el que habían colocado veladoras. El hueco representaba la conexión con la Madre Tierra, a quien ofrecieron comida y aguardiente, y quemaron incienso y copal, con música prehispánica y rezos.
Los dos hombres con trajes tradicionales, rezaban en voz alta al tiempo que vertieron el alcohol, mientras en voz alta mencionaban el nombre del Presidente de México.
López Obrador miraba mientras introducían en el hoyo aguardiente y cazuelas, y comenzaron a echarle tierra. Cuando cayó la última palada, los hombres saludaron y abrazaron al primer mandatario, así como al gobernador Rutilio Escandón. De manera simultánea, este ritual se realizó en los pueblos mayas Edzna y Becán, Campeche; Chichén Itzá, Yucatán; Tenosique. El día previo, Felipe Calderón ironizó sobre este ritual que celebraría AMLO. “El procedimiento es hacer una evaluación de impacto ambiental y presentar la solicitud a SEMARNAT, que deberá determinar la viabilidad o inviabilidad de la obra, con criterios de sustentabilidad”.
