CAMPECHE, CAMP. La fundación Nancy French A.C. ha encendido las alarmas frente a una situación que, aunque muchos ignoran, ya se convirtió en un problema de salud pública: la sobrepoblación de perros callejeros. La solución, según su presidenta Nancy French Carrión, no está en encerrarlos, sino en rescatarlos, esterilizarlos, cuidarlos y soltarlos. Pero para lograrlo, se necesita algo fundamental: un nuevo albergue.
Hoy, más de 120 perros viven bajo el resguardo de esta fundación, y aunque parezca increíble, Nancy ha hecho lo imposible por mantenerlos a salvo. Sin embargo, el espacio ya no alcanza. La sobrecarga impide atender nuevos casos y limita la efectividad de las campañas de esterilización. Por eso, el nuevo refugio no es un lujo, es una necesidad urgente.
El pasado 14 de junio, en el estacionamiento de “Amigas Despachadoras” de Concordia, se inició una campaña de recaudación. El llamado fue claro y directo: se acepta cualquier cosa, desde croquetas, cemento, bloques, hasta donaciones en efectivo.
Todo servirá para acondicionar un nuevo sitio que permita atender hasta 100 perros al mes, brindarles un espacio adecuado para recuperarse tras su esterilización, y luego liberarlos, ya sin posibilidad de seguir reproduciéndose. Lomitos rescatados, en el espacio temporal en la comunidad de IMI I.
LOS APOYOS SIGUEN RECIBIÉNDOSE
Pero el esfuerzo no termina ahí. Este 16 de junio, la causa salió a las calles en forma de una caminata de boteo, organizada por la escuela Luis Pasteur. El punto de partida fue la glorieta de la Novia del Mar.
Más que una actividad escolar, fue una caminata con causa, que buscó visibilizar el problema, sensibilizar a la población y, sobre todo, conseguir los recursos que permitan levantar ese albergue que hoy es más urgente que nunca.
Nancy es enfática: aunque no existen cifras exactas, la cantidad de perros en situación de calle es preocupante, afecta la imagen urbana, representa un riesgo para la salud y exige una respuesta inmediata. No se puede seguir pateando el problema. Por eso, hace un llamado a la ciudadanía, a las empresas, a las escuelas y al gobierno: todos podemos y debemos involucrarnos.
La fundación sobrevive gracias a bazares, donaciones y la voluntad de una mujer que se niega a rendirse. “Cada perrito que sale adelante es una victoria”, dice Nancy, con el tono firme de quien ha visto mucho dolor, pero también muchos milagros.
El albergue que sueñan construir no será un depósito de animales, sino un colorido hogar de esperanza para las almas caninas, como lo ha llamado Nancy. Un sitio donde los perros callejeros tendrán la oportunidad de curarse, de recuperarse, y de volver al mundo con dignidad, sin seguir multiplicando su abandono.
