CDMX – El rugido de los vientos y la furia del mar se avecinan. México se alista para enfrentar una temporada de ciclones tropicales 2025 que promete ser intensa, con un pronóstico de 36 fenómenos meteorológicos que azotarán los océanos Pacífico y Atlántico.
Según la Secretaría de Marina (Semar), a través de su Dirección General Adjunta de Oceanografía, Hidrografía y Meteorología, ocho de estos sistemas podrían alcanzar la categoría 5, el nivel más devastador en la escala Saffir-Simpson, con vientos superiores a 252 km/h. Ante este panorama, las autoridades han emitido un llamado urgente a las comunidades costeras para reforzar la prevención y mantenerse atentas a los reportes oficiales.
La temporada de ciclones, un capítulo anual que pone a prueba la resiliencia de estados como Guerrero, Veracruz, Quintana Roo, Oaxaca y Yucatán, arrancará en fechas distintas dependiendo del océano.
En el Pacífico, los primeros sistemas comenzarán a formarse a partir del 15 de mayo, mientras que en el Atlántico la actividad iniciará el 1 de junio. Ambas temporadas se extenderán hasta el 30 de noviembre, un periodo de poco más de seis meses en el que el país deberá navegar entre tormentas tropicales, huracanes moderados y, potencialmente, colosos de categoría mayor.
El pronóstico de la Semar detalla que, de los 36 ciclones esperados, el océano Pacífico será escenario de una depresión tropical, ocho tormentas tropicales, seis huracanes de categoría 1 o 2 y cuatro huracanes intensos de categoría 3, 4 o 5. Por su parte, el Atlántico verá dos depresiones tropicales, siete tormentas tropicales, cuatro huracanes de categoría 1 o 2 y otros cuatro de categoría 3 o superior.
La posibilidad de que ocho de estos fenómenos alcancen el nivel más destructivo enciende las alarmas en un país que aún guarda en la memoria los estragos de huracanes como Otis, que en 2023 devastó Acapulco.
Cada ciclón llevará un nombre asignado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que sigue una lista rotativa cada seis años. En 2025, el primer sistema en el Pacífico será bautizado como Alvin, mientras que en el Atlántico el pionero responderá al nombre de Andrea. Estos nombres, aparentemente inofensivos, podrían quedar grabados en la historia si los fenómenos causan daños significativos, lo que llevaría a su retiro de la lista, como ocurrió con nombres como Katrina o Wilma en el pasado.
La preparación ante esta temporada no es solo una tarea logística, sino un ejercicio de memoria colectiva. En regiones como la Península de Yucatán o la costa de Guerrero, las comunidades saben que un huracán no es solo un fenómeno meteorológico, sino un evento que puede transformar vidas, economías y paisajes en cuestión de horas.
