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6 mayo, 2025

Octavio Romero Oropeza

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Legado “desastroso” de Octavio Romero

CDMX. – Una deuda colosal de 506 mil millones de pesos acumulada por Petróleos Mexicanos (Pemex) con sus proveedores ha desatado una tormenta política que pone en el centro de la controversia a Octavio Romero Oropeza, exdirector de la empresa estatal. En regiones como Ciudad del Carmen, Campeche, epicentro de la actividad petrolera, la frustración crece.

Senadores y diputados de oposición han cerrado filas para exigir que Romero rinda cuentas por lo que califican como una gestión “desastrosa”, marcada por omisiones, opacidad y un impacto devastador en las pequeñas y medianas empresas del sector energético.

Mientras las críticas se intensifican, el caso revela las profundas grietas en la administración de una de las instituciones más emblemáticas de México.

La cifra, dada a conocer, encendió las alarmas en el Congreso de la Unión. Los 506 mil millones de pesos en adeudos a proveedores representan no solo un problema financiero, sino una crisis de confianza en la gestión de Pemex durante el sexenio pasado.

INDIGNACIÓN DE CARMELITAS

En Ciudad del Carmen, donde la economía depende en gran medida de Pemex, la indignación es palpable. “Nos prometieron pagos que nunca llegaron. ¿Cómo seguimos operando así?”, cuestiona Juan Morales, dueño de una empresa de servicios petroleros.

Su testimonio refleja el sentir de una comunidad que ve en la deuda de Pemex no solo un problema financiero, sino una amenaza a su modo de vida.

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En el Congreso, las exigencias de justicia resuenan con fuerza. “No podemos permitir que esta deuda quede como una anécdota. Romero Oropeza debe rendir cuentas, y Pemex necesita un cambio estructural”, sentenció Triana.

Un llamado a la transparencia El caso de los 506 mil millones de pesos es más que un escándalo financiero; es un recordatorio de las consecuencias de la opacidad y la mala gestión en una empresa que pertenece a todos los mexicanos. Mientras los legisladores presionan por respuestas, los proveedores esperan soluciones, y la ciudadanía observa con atención, el futuro de Pemex pende de un hilo. La rendición de cuentas de Octavio Romero Oropeza podría ser el primer paso para sanar las heridas de una institución que, pese a todo, sigue siendo el corazón energético de México.

Legisladores de distintos partidos han señalado directamente a Octavio Romero Oropeza, quien lideró la petrolera bajo la administración anterior, como el principal responsable de este debacle.

Clemente Castañeda, coordinador de Movimiento Ciudadano en el Senado, no escatimó en cuestionamientos: “Hay que esclarecer desde cuándo existen estos adeudos y por qué no han sido saldados.

¿Hubo displicencia o negligencia? Romero Oropeza debe responder si tiene responsabilidad en estos retrasos”. Su declaración refleja el sentir de una oposición que exige transparencia en un caso que afecta a miles de empresas y trabajadores.

Por su parte, la senadora priista Claudia Anaya fue aún más contundente: “Romero Oropeza tiene bastante vela en el entierro. Dirigió Pemex todo el sexenio, y parece que el Estado quiso encubrir esta situación”. Anaya cuestionó la falta de acción para liquidar los pagos pendientes y advirtió sobre las consecuencias económicas para el sector energético.

En la Cámara de Diputados, el panista Jorge Triana no dudó en calificar la gestión de Romero como “desastrosa”.

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