CAMPECHE. Este lunes marcó el inicio del programa “Vida Saludable” en las escuelas de Campeche, una medida anunciada para frenar la venta de comida chatarra cerca de las instituciones educativas. La intención era clara: cambiar los hábitos alimenticios de los niños para evitar que la obesidad infantil siga siendo un problema creciente.
Sin embargo, a las afueras de los colegios, la nueva norma no se hizo sentir del todo. A pesar de que el plazo para cesar la venta de estos alimentos ya había expirado, la realidad era otra: los vendedores seguían ofreciendo pan dulce, jugos de cajita, raspados y hasta las populares palomitas o chicharrones, como si nada hubiera cambiado.
Durante un recorrido realizado por CAMPECHE HOY, se pudo constatar la rutina de los comerciantes, quienes, lejos de acatar el llamado de autoridades de salud y educativas, continuaban vendiendo los productos prohibidos a los estudiantes.
La escena era la misma de siempre: los niños se acercaban a los puestos con la misma mirada curiosa, mientras los vendedores, sin inmutarse, entregaban lo que pedían. La resistencia al cambio era evidente, y parecía que la preocupación por la salud de los más jóvenes aún no había calado en muchos de estos pequeños negocios.
