CAMPECHE, CAMP. “Nada por la fuerza, todo con la razón”, sentención el secretario de Educ a c i ó n , V í c t o r S a r m i e n t o Maldonado, al advertir el desafío que representa prohibir la comida chatarra en México: un país donde el estado falló por décadas en garantizar salud infantil y donde hoy las grandes empresas tendrían que reformular sus productos para reducir azúcares y grasas.
Ante esto, reconoció que este tema es un reto, pero reconoció que el verdadero problema es que falta más concienciación no solo por parte de las escuelas, sino también en el hogar, en las cooperativas, las grandes empresas que dominan el mercado las cuales deben regularse y en las calles los venteros ambulantes que ofrecen un sinfín de estos productos.
La solución, insistió, no será con prohibiciones abruptas sino con conciencia: convencer a padres de familia, vendedores ambulantes y multinacionales de que es posible alimentar a los niños con productos naturales… sin arruinar economías locales.
UN PROBLEMA DE MUCHOS ACTORES
Entre líneas, el funcionario reveló la complejidad del tema: mientras las escuelas dependen de directivos y maestros, los puestos callejeros son responsabilidad de Ayuntamientos.
Ahí, dijo, se debe negociar sin confrontar a quienes viven de la venta de frituras o refrescos, pero promoviendo alternativas regionales más saludables.
Sarmiento Maldonado fue claro: “Ningún padre se opondría a mejorar la alimentación de sus hijos”. El cambio, insistió, debe nacer en los hogares, pero con el apoyo de un Estado que hasta hoy no cumplió su papel. La pregunta que queda es: ¿estarán las empresas dispuestas a ceder ganancias por la salud de millones de niños?
