MÉXICO.- Desde España, el panista y ultra conservador, Felipe Calderón Hinojosa junto con su esposa, Margarita Zavala citaron en Madrid a la exalcaldesa de la Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, para darle instrucciones y empezar a operar un nuevo partido político.
Aprovecharon la desesperación de esta última, quien por cierto, perdió la elección al Senado de la República en las elecciones pasadas, bajo la bandera de Movimiento Ciudadano (MC).
Entre la ironía, es que Sandra Cuevas, fue quien criticó duramente a los partidos de la alianza Va por México (PAN-PRI-PRD) por ser “parte de un sistema agotado y desprestigiado, y ahora busque cobijo en las filas de una ultraderecha que ha sido igualmente desastrosa para México.
Lo más preocupante es que Sandra Cuevas se alió con Felipe Calderón y Margarita Zavala, vinculados con la ultraderecha internacional, como la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), una organización que promueve ideologías retrógradas y discriminatorias, atacando derechos fundamentales y promoviendo un discurso de odio. Este acercamiento solo subraya su desconexión con la realidad y su falta de visión para liderar un movimiento verdaderamente inclusivo y progresista.
Sandra Cuevas ha demostrado ser una política volátil, que rompe con todo y todos cuando no logra lo que quiere. Después de su paso por la alcaldía de Cuauhtémoc, rompió con el PRI, PAN, PRD y ahora con Movimiento Ciudadano, culpando a otros de sus fracasos y nunca asumiendo responsabilidad por sus propias acciones.
El hecho de que Cuevas haya sufrido “mucha violencia” política, como ella misma afirma, no justifica su viraje hacia posturas extremas que solo buscan dividir y polarizar a la sociedad mexicana.
En resumen, la nueva apuesta de Sandra Cuevas es un triste reflejo de su desesperación por mantenerse relevante en un escenario político donde su tiempo ya pasó. Su alianza con la ultraderecha no solo es un error estratégico, sino un peligro para la democracia y los valores progresistas a los que México va alcanzando.