Larry Hopkins, el líder de la milicia armada acusada de detener inmigrantes en la frontera mexicana, ha presumido haber recibido entrenamiento para asesinar al ex presidente demócrata Barack Obama y a la candidata de ese partido en las elecciones de 2016, Hillary Clinton, según ha indicado un agente del FBI.
Así consta en documentos judiciales reportados este lunes por la agencia de noticias Reuters, que indican que el FBI investigó a los Patriotas Constitucionales Unidos, como se denomina este grupo, ya en 2017, cuando testigos acusaron a Hopkins de asegurar que planeaba asesinar a estos dos políticos y al financiero George Soros (al que la ultraderecha culpa sin prueba alguna de grandes males de este mundo).
Hopkins asegura haber ayudado a agentes federales de migración a detener a 5.600 personas en el desierto de Nuevo México en los dos últimos meses.
Fue arrestado el pasado viernes, después de haber difundido vídeos en los que, armados y vestidos de paramilitares, los miembros de su grupo aparecían deteniendo a inmigrantes, entre ellos mujeres y niños.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) acusa a estos individuos de detención ilegal y secuestro de inmigrantes, tareas criminales que supuestamente llevaban a cabo disfrazados de agentes de la ley.
Hopkins fue arrestado un día después de que la gobernadora demócrata de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, ordenara investigar a esta milicia, asegurando que “amenaza a familias migrantes y a solicitantes de asilo”, lo que a su juicio “es inaceptable y debe parar”.
Los llamados Patriotas Constitucionales son un pequeño grupo armado compuesto principalmente por veteranos y que para “mantener la frontera segura” desde hace un mes mantiene un campamento cerca de Sunland Park, vecina de la tejana El Paso.
El grupo estableció su campamento cerca de la valla fronteriza y su líder, John Horton, quien se define como comandante del grupo, ha indicado a medios locales que EE.UU. se ha construido sobre tres pilares: “Dios, armas y agallas”. Horton dice que portan armas para defensa personal, dado que se viven tiempos de “mucho peligro” en la frontera sur del país y la “bandera estadounidense tiene que seguir volando”.
“No queremos Rambos, no queremos a alguien aquí solo para crear un problema, estamos armados para nuestra propia protección”, precisó. Mencionó que el grupo, que se encuentra asentado en una esquina en la que convergen El Paso y la mexicana Ciudad Juárez, únicamente se encarga de alertar a los agentes de la Patrulla Fronteriza cuando se encuentra con solicitantes de asilo o inmigrantes indocumentados.
Pero ACLU de Nuevo México opina que estos grupos, lejos de ser organizaciones de autodefensa y de apoyo a las autoridades migratorias, son “milicias racistas” que atentan contra la ley y la seguridad de los inmigrantes que buscan una mejor vida en Estados Unidos.
“El vil racismo de la administración Trump ha alentado nacionalistas y fascistas blancos a violar flagrantemente la ley. Esto no tiene cabida en nuestro estado”, indica la carta en la que la organización pide a las autoridades “se investigue esta conducta atroz e ilegal”.
Cortesía: Vanguardia MX