Ahora es simple y llanamente el clima. Cuando aterriza el avión en que llega el presidente electo Andrés Manuel López Obrador a esta ciudad, no es posible desembarcar. La lluvia es muy intensa, un aguacero, y los pasajeros deciden esperar, porque hay que salir a la intemperie.
Es una lluvia de esas que, después, el mismo López Obrador describiría como típica de El Caribe: muy intensa, pero corta en tiempo. “Y rápido sale el sol. Por eso esta es una tierra tan hermosa y atractiva para el turismo”.
Para que pudiesen descender todos los pasajeros del avión, movieron éste hacia un tobogán, y así salir directo al edificio terminal. López Obrador salió con su chamarra contra el agua, aunque no se colocó la gorra de ésta. Así, se dirigió a su encuentro con el gobernador Carlos Joaquín.
Más tarde, López Obrador contaría dos veces esta anécdota. Y de nuevo destacaría su estilo de no viajar en aviones privados, sino comerciales.
En ambas ocasiones, un anuncio de la aerolínea, famosa por ser de bajo costo y también por sus retrasos frecuentes, como hace poco más de un mes, cuando el mismo López Obrador padeció una demora de 5 horas.
“Vine en avión de Viva Aerobús. Llegó a tiempo. Cumplimos con el programa. Les reitero que no vamos a usar el avión presidencial, y tampoco al Estado Mayor Presidencial”, indicó.
“Ya hablé con quien había que hablar para ello. Cómo dicen en mi tierra: ‘Ay mojo, maistro’. No me voy a dejar rodear, no voy a ser rehén de nadie”, expresa en un mitin ante más de 5 mil personas en la Plaza de las Palapas.
Ya en el mitin, López Obrador resalta que aquí en Quintana Roo se siente como en su tierra. “En mi agua”, toma la frase del poeta tabasqueño Carlos Pellicer.
Sureste mexicano, que “va a crecer mucho, porque el presidente va a ser un choco-tabasqueño”, presume el mandatario electo.
Destaca, igual en frases típicas de Tabasco y la región, la importancia de haber ganado la mayoría en el Congreso.