CAMPECHE. Cientos de fieles católicos revivieron la tradición en Campeche con la solemne bajada del Cristo Negro Señor de San Román, patrono de los pescadores, a 453 años de su llegada a tierras campechanas. Las campanas retumbaban sin cesar, mientras, al interior de la parroquia, los aplausos, los vítores y alabanzas hacían eco y al unísono, la fe desbordada gritaba ¡Viva el Cristo Negro de San Román, Viva!
En la parroquia de San Román, adornada con guirnaldas y pendones, se vivió la fiesta religiosa más importante del año ante la presencia de cientos de campechanas y campechanos, así como gente de Yucatán y otros Estados quienes querían ser testigos de la bajada del Cristo Negro para poder tocar y besar la milagrosa imagen.
Los asistentes llegaron a la parroquia desde muy temprano y participaron en la misa oficiada por el presbítero, Martin Mena Carrillo, quien pidió a los adoradores unión y respeto para todos, así como vivir las fiestas sanromaneras con verdadero acto de amor y religiosidad.
Al dar las 12:00 horas, el sonar de las campanas comenzó a difundir el gran acontecimiento que en la Parroquia se vivía, la tradicional bajada del Cristo Negro, y que causó sorpresa y gran emoción en los vecinos y felicidad de quienes al interior de la iglesia, apreciaban su descenso.
En el recinto, la grey católica con lágrimas en el rostro, mostraban su fe y amor por el Cristo Negro, a quien le agradecían las bendiciones recibidas. Los asistentes aplaudieron, se emocionaron, alzaron los ramos de azucenas, prendieron velas y veladoras, y cantaron alabanzas cuando bajaban de su altar a la milagrosa imagen que adoran desde hace 453 años.
¡Qué viva el Cristo Negro Señor de San Román, que Viva!, gritaban jubilosos, mientras esperaban que la imagen fuera colocada en el centro de la iglesia.