Ya sea una presentación líquida, en cápsulas de gel u hojas, el suavizante de ropas actúa en las fibras haciéndolas más blandas; al tiempo que elimina la estática, las arrugas, y le da un aroma sutil a la lencería o prendas de vestir de toda tu familia.
Sin embargo, a veces es mejor restringir su uso, pero entonces ¿cuándo no usarlo?
– Microfibras
»» Una de las mayores ventajas de este material es que los hilos, al tener patrones tan intrincados, absorben pequeños derrames –como los de agua y zumos– y atrapan las partículas de polvo.
Recuerda que como es una tela de base sintética, no debe lavarse ni enjuagarse, igual que el algodón o la seda.
– Toallas
»» Si exageras con el suavizante de ropa en los ciclos de lavado de tus toallas terminarás con una que, literalmente, no seca. Al verterlo, éste irá creando una fina capa que se volverá casi impermeable; y ésto impedirá que absorba la humedad. Igual sucede con los pañitos de limpieza.
– Resistente al agua
»» Muchas queremos lucir impecables cuando vamos a correr los fines de semana, o a las clases de pilates. Y por eso invertimos en prendas que repelen agua y disimulan la transpiración.
Antes de vaciar la cesta de ropa sucia y activar el control, lee muy bien las etiquetas, y asegúrate de que todos los productos sean los apropiados.
– Pijamas
»» ¿Sabías que las últimas innovaciones de la industria textil apuntan a los tejidos no inflamables? Y entre los más populares se cuentan las pijamas, camisolas y batas, tanto infantiles como de adultos. Al utilizar suavizante de ropa una y otra vez, las fibras más resistentes perderán sus propiedades.
