Llevar la ropa a la tintorería no es algo económico, pero sí es necesario en ocasiones. Y la razón es que en estos locales comerciales emplean solventes químicos especiales que remueven tanto la suciedad como las manchas de los tejidos. Es decir, ni agua ni jabón.
Prendas:
»» Trajes y chaquetas. Particularmente los que son de lana o gabardina, y las que son reversibles. Tal como supones, los básicos del armario de tu esposo. Así te aseguras que también regresan planchados.
»» Todo lo que tenga adornos. Bordados intrincados, lentejuelas, encaje, plisados y cualquier diseño muy ornamentado es mejor llevarlo a la tintorería. Ya sean blusas, vestidos tipo cóctel y hasta bolsos. De este modo, no correrás el riesgo que se encoja o se suelten las costuras.
»» Gamuza y cueros. Sin duda, dos de los materiales más elegantes, pero de mayor cuidado. Si se derrama algo encima costará mucho recuperarlo; por eso déjalo en manos profesionales.
»» Fibras naturales. La seda, el algodón y la lana son en extremo delicados. Y no creas que se limitan a piezas de ropa.
Fundas de almohadones, mantas decorativas y demás se incluyen en el envío a la tintorería.
»» Lencería. Hablamos en especial de los manteles de la mesa del comedor y de los edredones de tejido sintético –los que son ultra acolchados–. Además de ser de grandes dimensiones, se deben llevar a la tintorería para desmancharlos y secarlos como es debido.
