Los afanes diarios, los problemas, las circunstancias, la falta de tiempo, entre otros factores, provocan que nuestra relación con Dios se vaya enfriando y aunque no faltamos los domingos a la iglesia, lo cierto es que nuestro corazón se ha apartado de Él y nos vamos alejando de la voluntad de Dios sin darnos cuenta. Aquí te presentamos 16 evidencias de que no estás actuando conforme a la Palabra:
1. Durante horas y hasta días piensas poco en Dios y no tienes un fuerte anhelo de pasar tiempo con Él.
2. No lees la Palabra; leer la Biblia es más un trabajo o una cosa más en tu lista de cosas por hacer.
3. La oración y la adoración privada es casi inexistente… y es fría y seca.
4. Estás más preocupada por tu salud física, tu bienestar y tu comodidad, que por la condición de tu corazón.
5. Tienes ansias de comida física, pero no tienes mucho apetito por la comida espiritual.
6. Anhelas tener compañía humana, más que cultivar una relación con Cristo.
7. Pasas más tiempo y esfuerzo en mantener tu apariencia física que en cultivar tu belleza espiritual interna.
8. Mides la espiritualidad por el desempeño o las cosas buenas que se hacen, más que por la condición del corazón, es decir, tu cristianismo se define más por lo “haces” que por lo que “eres”.
9. Tu obediencia y servicio son movidos y alimentados por las expectativas de los demás o por el deseo de impresionar a otros, más que por una pasión por Cristo. Te preocupa más lo que los demás piensen de ti que por lo que Dios sabe de ti.
10. Tu servicio por Cristo y por los demás es motivado por un sentido de deber u obligación.
11. Eres rígida y dura en los asuntos espirituales en lugar de demostrar gozo y encanto. Eres crítico hacia aquellos que están equivocados doctrinalmente o que viven en pecado.
12. Prefieres la compañía de personas que no aman a Cristo y estás más interesado en la recreación, el entretenimiento y en divertirte que de la adoración, la oración, la Palabra.
13. Justificas “pequeñas” áreas de desobediencia o de compromiso. No estás dispuesto a entregarlos por amor a Cristo.
14. Te crees moralmente superior y estás más preocupada por los pecados en la vida de los demás que por los tuyos propios.
15. Estás muy preocupada por el dinero. Cuando te enteras de necesidades financieras legítimas dentro del Cuerpo de Cristo, tu iglesia o en algún ministerio, raramente sientes un deseo para dar.
16. Hay relaciones quebrantadas entre tú y otros creyentes que no estás dispuesta a ni has tratado de reconciliar.
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