CDMX. – En el bullicioso paradero de Santa Martha Acatitla, donde el rugido de los motores y el murmullo de la gente se mezclan con el polvo de Iztapalapa, una figura comienza a tomar forma en una pared gris. Es el rostro de Alicia Matías, “La Abuelita Heroína”, como la han bautizado en redes sociales. Sus ojos, pintados con trazos firmes por el artista urbano Snoke, parecen mirar con serenidad a los transeúntes, como si aún protegiera a su nieta de las llamas que la arrebataron. Desde la semana pasada, los aerosoles de Snoke dan vida a un mural que no solo honra a Alicia, sino que grita al mundo la valentía de una mujer que, en un instante de caos, eligió el amor sobre la supervivencia.
Era el 10 de septiembre, un martes cualquiera en la Calzada Ignacio Zaragoza. El sol quemaba el asfalto, y el Puente de la Concordia vibraba con el paso constante de autos y trolebuses.
Alicia, de 50 años, trabajaba como cobradora en uno de esos trolebuses, con su nieta de dos años siempre cerca, su pequeño tesoro. Nadie imaginaba que una pipa de gas LP, de la empresa Silza, iba a volcar a pocos metros, desatando una explosión que convirtió la vía en un infierno.

