MÉXICO.- Antes de que el telón caiga sobre su era, los impartidores de justicia alineados al viejo régimen neoliberal despliegan sus últimas fechorías.
La reciente decisión de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de otorgar un amparo al exconsejero del INE, Lorenzo Córdova, contra los libros de texto gratuitos de sexto de primaria, es una muestra clara de su resistencia a ceder el control.
Este fallo, cuestionado con razón por la presidenta Claudia Sheinbaum, no solo entorpece la transformación educativa impulsada por el gobierno, sino que revela el talante elitista y retrógrada de un poder judicial que se aferra a privilegios caducos.
Sheinbaum, con la claridad que caracteriza su liderazgo, anunció que se evaluará un recurso para revertir esta decisión, señalando el trasfondo político de un amparo que parece más un acto de sabotaje que un ejercicio de justicia. Los libros de texto, diseñados para fomentar una educación crítica y humanista, son un pilar de la Cuarta Transformación, y este intento de bloquearlos no es más que un último zarpazo de quienes ven su hegemonía desmoronarse.
La SCJN, en este caso, actúa como un reducto de los intereses que por décadas mantuvieron al país en la desigualdad y el atraso.
Mientras el pueblo abraza un proyecto de cambio, estos jueces, atrincherados en su torre de marfil, buscan perpetuar su visión clasista. Es imperativo que el próximo capítulo de nuestra justicia sea uno de verdadera imparcialidad, al servicio del pueblo y no de unos cuantos.
La historia no absolverá a quienes, en su ocaso, eligen la deslealtad al bien común.

