CAMPECHE, CAMP. Mientras el calor se vuelve insoportable para los humanos, allá arriba, donde vuelan los silencios, las aves también están sufriendo. Cada día, más pájaros llegan agotados, con las alas resecas y el vuelo torpe, buscando algo tan simple como escaso: agua. En medio de techos ardientes y árboles agrietados, las aves necesitan de la gente para que se sumen a la instalación de bebederos en las viviendas.
La bióloga Celina Cobos, del área Cultura Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambio Climático y Energía (SEMABICCE), advirtió que muchas de estas aves vienen desde lejos, sobrevuelan kilómetros con la esperanza de encontrar un respiro en su trayecto por lo que invitó a ciudadanos a sumarse a estas pequeñas acciones.
Y es que cuando no hallan ni una gota, se detienen dónde pueden: una maceta, una sombra breve, el borde de una cubeta. Hay aves polinizadoras, aves insectívoras, aves que son parte clave del equilibrio ecológico. Algunas no alcanzan a contarlo. “Están deshidratadas, muchas caen. La gente no lo nota, pero cada día hay más”, relató.
AYUDAR NO CUESTA NADA
Ante esto, señaló que la solución puede comenzar en casa. Un simple bebedero puede marcar la diferencia. Un traste viejo, una botella cortada, una tapa de garrafón. No se necesita tecnología ni presupuesto, solo voluntad.
“Si cada casa tuviera un bebedero con agua limpia, las aves tendrían un punto de descanso, una oportunidad para seguir su vuelo”, asegura la especialista. Cobos recomienda colocar al menos dos recipientes, para poder intercambiarlos y evitar que el agua se ensucie. También sugiere ubicarlos en lugares frescos, a la sombra, y con espacio para que las aves se posen sin riesgo. “Hay que pensar en ellas como en cualquier otro ser vivo que necesita ayuda”, insiste.
No se trata solo de especies comunes. “Son silenciosas, pero su trabajo es enorme. Sin ellas, el ecosistema empieza a tambalearse”, explica Cobos. Sin embargo, están pagando el precio del cambio climático y la indiferencia.
