HÉCTOR CANTO
CAMPECHE.- Las calles del Barrio de La Ermita, donde el sol acaricia paredes cargadas de historias, guardan ahora un nuevo tesoro: el mural “Estación Memoria”. En una esquina que huele a tradición y cambio, la obra de Pedro López Miranda y el equipo del Centro de Educación y Desarrollo Social del Sureste AC (Cedssurac Campeche) se alza como un puente entre el ayer y el mañana.
En exclusiva para Campeche HOY, Sacnite Novelo, representante legal de Cedssurac, y el propio López Miranda nos guían por los rieles de este proyecto que captura el alma del ferrocarril campechano.
Hace meses, el rumor de una idea comenzó a rodar. Los artistas caminaron las antiguas vías, dejaron que el polvo de los recuerdos les hablara y buscaron una pared que pudiera sostener el peso de la memoria. La encontraron en La Ermita, un barrio donde el tiempo parece detenerse en cada esquina. “Queríamos rescatar las tradiciones, las festividades, el presente de Campeche”, cuenta Sacnite, con una chispa de entusiasmo en la voz. El mural, explica, no es solo pintura: es un espejo que refleja el viaje del ferrocarril, desde los días de vapor hasta el destello del Tren Ligero.
Pedro López Miranda, pincel en mano y mirada atenta, se sumergió en el barrio. Junto a otros artistas, charló con vecinos que abrieron sus memorias como si fueran álbumes de fotos. “Nos contaron cómo era el tren antiguo, el silbido que anunciaba su llegada, las familias esperando en el andén”, recuerda. Esas voces se convirtieron en trazos, en colores, en un mural que tardó 20 días en tomar forma. Con aerosol y vinil, los artistas lograron un efecto vibrante: el pasado respira en tonos cálidos, mientras el futuro brilla con líneas limpias y modernas.
LIENZO DE MEMORIAS Y RIELES
“Estación Memoria” no es un mural cualquiera; es un relato pintado que abraza la historia de Campeche.
A la izquierda, una mujer mayor, artesana de La Ermita, observa con ojos que guardan décadas de lucha y cariño. Su rostro, surcado por arrugas que son mapas de vida, dialoga con el de un hombre, antiguo trabajador del ferrocarril, cuya mirada parece susurrar historias de rieles y vapor. Juntos, representan a los campechanos que construyeron el ayer.
En el mural, una locomotora de vapor emerge entre nubes de nostalgia, acompañada de una estación rústica que evoca los días en que el tren era el corazón del barrio. “Era más que un medio de transporte”, dice Sacnite. “Traía noticias, mercancías, unía familias”. El ferrocarril era el latido de una comunidad que crecía al compás de su silbido.
Pero el tiempo no se detiene, y el mural lo sabe. En el centro, la transición se hace visible: las vías antiguas dan paso al Tren Ligero, un símbolo de modernidad que promete revitalizar Campeche. Sus líneas sleek contrastan con la rusticidad del pasado, pero no lo borran. “La modernidad se construye sobre nuestras raíces”, reflexiona Pedro, mientras señala los detalles que unen ambos mundos.
MENSAJE QUE TRASCIENDE
Para Sacnite Novelo, “Estación Memoria” es una invitación a mirar con orgullo lo que fuimos y lo que seremos. “Queremos que los campechanos vean lo atractivo del Tren Ligero, pero también que valoren su historia”, dice. El mural no solo embellece una pared; es un recordatorio de que cada tren que pasa lleva consigo los ecos de quienes lo hicieron posible.
En La Ermita, donde las campanas de la iglesia se mezclan con el bullicio de la vida diaria, “Estación Memoria” ya es parte del paisaje. Los vecinos pasan, se detienen, murmuran. Algunos reconocen en la pintura a sus abuelos, sus propios recuerdos. Otros, más jóvenes, imaginan el futuro que el Tren Ligero traerá.
Este mural, como el ferrocarril que retrata, es un punto de partida y de llegada. Es un grito silencioso que dice: recordar es resistir. Y mientras el sol se pone sobre La Ermita, las vías pintadas en la pared parecen susurrar que, en Campeche, el pasado y el futuro siempre viajarán juntos.
