CAMPECHE, CAMP. – Aferrados a la esperanza de recibir noticias de sus familiares hospitalizados, más de una decena de campechanos permanecen a las afueras del Hospital General de Zona No. 1 del IMSS, soportando temperaturas sofocantes sin que el personal médico les permita ingresar, a pesar de que en el interior hay asientos y espacio suficiente para recibirlos.
Durante un recorrido por CAMPECHE HOY, pudo constatar la indiferencia institucional que ha dejado a estas familias expuestas al castigo del clima y la desesperación es evidente. Obligados a permanecer cerca de sus seres queridos internados por operaciones, enfermedades o emergencias médicas, muchos no pueden regresar a casa debido al gasto que implicaría el traslado, por lo que improvisan su estancia a las afueras.
Sillas plegables, sombrillas playeras y alimentos son su refugio diario, en un intento de sobrellevar el calor abrasador. Dentro del hospital, el espacio sobra, pero el acceso les está negado. Mientras tanto, en el exterior, las familias han tenido que convertir la banqueta en sala de espera, comedor y refugio improvisado.
INGENIO Y RESIGNACIÓN ANTE LA INDIFERENCIA
Casos como el de doña María Eugenia Peralta, quien debe esperar bajo el sol en una silla de ruedas especial mientras su esposo es atendido en el tercer piso, evidencian la gravedad del abandono. “Ya nos vieron aquí, pero nadie nos deja entrar. Hay un calor tremendo, pero no puedo irme; si me voy, ¿cómo vuelvo en caso de que me avisen algo por mi marido?”, lamentó mientras su imagen inmóvil y expuesta, es un retrato de la negligencia con la que se maneja la situación.
“Yo hasta traje mi comida, no importa, pero el tiempo que yo esté aquí es porque tengo que esperar a mi familiar que está internado, aquí resguardado bajo la sombrilla tenemos que estar porque el calor pesa”, relató María Duarte, mientras sostenía una sombrilla que apenas la protegía del intenso sol.
UNA ESPERA QUE SE PROLONGA Y NORMALIZA
Los familiares han aprendido a ingeniárselas para hacer más soportable la espera e incluso no falta quien se acomoda junto a los muros para atrapar un poco de sombra. Pedir pizzas, raspados y cualquier comida que les permita permanecer cerca de sus seres queridos se ha vuelto rutina.
“Pues aquí estamos, ya acomodamos todo al interior porque no hay de otra, pero ya pedimos algo para comer y para aguantar hasta que tengamos noticias de nuestros familiares”, comentó Martha Fernández, mientras se organizaba junto a otras personas que buscaban refugio en la mínima sombra disponible.
“Esto siempre es así, pero uno creo se acostumbra aunque sí está insoportable el calor pero no podemos irnos, es un viaje largo si nos vamos y luego regresamos, yo soy de Siglo XXI”, dijo Lucia Méndez.
UN LLAMADO URGENTE AL IMSS
La resignación parece haber calado hondo entre los familiares, que saben que su única opción es resistir. Aun conscientes de los riesgos, prefieren quedarse cerca del hospital que arriesgarse a no estar presentes en caso de una emergencia médica.
Mientras el IMSS mantiene sus puertas cerradas para los familiares de pacientes, la escena que se vive a las afueras del hospital deja en evidencia una necesidad urgente de atención humanitaria: habilitar espacios de resguardo o, al menos, brindar condiciones mínimas de espera digna. Mientras
