MÉXICO. – Han pasado tres décadas desde la crisis financiera de 1994-1995, y México aún carga con las cicatrices de un modelo neoliberal que priorizó a los banqueros sobre el pueblo. En el arranque del “Seminario: 30 años de la crisis financiera de 1994- 1995”, organizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias y el Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México, expertos desnudaron las heridas de un rescate bancario que se convirtió en una deuda pública eterna: más de un billón 300 mil millones de pesos destinados al Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), un lastre que los mexicanos seguimos pagando.
Julio Serrano Espinosa, presidente del Consejo Directivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, puso el dedo en la llaga: en un país donde la movilidad social es un espejismo y la pobreza un legado generacional, el 74% de quienes nacen en hogares pobres no logran escapar de esa condena. “Treinta años después, vemos una generación completa atrapada en un sistema que la crisis agudizó”, afirmó, señalando cómo el neoliberalismo no solo quebró la economía, sino también las esperanzas de millones.
