CAMPECHE. Las cicatrices del tiempo y la falta de mantenimiento han puesto en jaque a siete iglesias históricas en Campeche, que requieren atención inmediata para evitar tragedias similares a la ocurrida en la parroquia de San Luis Obispo, en Calkiní, cuyo techo colapsó parcialmente el pasado 29 de diciembre.
Luis Ángel Mendoza Pérez, vocero de la Diócesis, informó que al menos cinco de estas iglesias se encuentran en municipios como Hecelchakán, Tenabo, Becaly Hopelchén, mientras que otras dos están en la capital.
Estas construcciones, con siglos de historia, han sido identificadas como prioritarias por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), aunque el lento avance de los protocolos ha generado preocupación en las comunidades.
Entre las estructuras más dañadas se encuentra la iglesia de la Asunción, en Tenabo, construida en el siglo XVII. Aunque se inició un trabajo de mantenimiento en su techo, las grietas siguen avanzando mientras se espera la autorización del INAH.
En Calkiní, el Templo de San Ignacio de Loyola presenta un deterioro severo que podría derivar en el colapso del techo, mientras que el Templo de San Bartolomé Apóstol muestra daños en la fachada, escaleras y torres. Protección Civil ya confirmó los riesgos estructurales.
Por su parte, en Sahcabchén, Hopelchén, los pobladores de la parroquia de San Antonio de Padua viven con el temor constante de un desplome inminente. El párroco ha solicitado la intervención del INAH, aunque los trámites siguen en proceso.
CAMPECHE CAPITAL: GUARDIANES DEL PASADO
La iglesia de San Francisco de Asís, considerada la más antigua de la ciudad, ha recibido reparaciones mínimas gracias a la labor del párroco Miguel, quien logró impermeabilizar parcialmente el techo. Sin embargo, los protocolos del INAH han ralentizado intervenciones más significativas.
Otro caso crítico es el de la iglesia de San Juan de Dios, construida en 1675, donde se ha identificado la necesidad de mantener el ciprés y otros elementos estructurales.
En Hecelchakán, la parroquia central de San Francisco de Asís, que sufrió un colapso similar en el pasado, permanece bajo vigilancia constante debido a su antigüedad y los daños en su retablo neoclásico.
URGENCIA DE PRESERVAR NUESTRA HISTORIA
El deterioro de estas iglesias, algunas con más de 300 años de antigüedad, es un recordatorio de la responsabilidad compartida de proteger el patrimonio cultural. Aunque el INAH ha intervenido en algunos casos, el tiempo y la burocracia son enemigos que amenazan con borrar parte de la historia de Campeche.
Las comunidades locales, los fieles y las autoridades demandan una respuesta más ágil para garantizar la seguridad y conservar el legado arquitectónico que forma parte de la identidad de la región. La espera no solo pone en riesgo estructuras, sino también vidas humanas.
El llamado es claro: actuar ahora o enfrentarse a la pérdida irreparable de un pasado que define a Campeche.
