CDMX.- Las políticas migratorias que propone Donald Trump, podrían desencadenar un impacto económico y social devastador para Estados Unidos. De acuerdo con un análisis del The Peterson Institute for International Economics (PIIE), cumplir las promesas de deportaciones masivas afectaría gravemente la estabilidad financiera del país.
El estudio titulado The International Economic Implications of a Second Trump Presidency analiza dos posibles escenarios.
En el primero, se calcula que 1.3 millones de trabajadores serían deportados, lo que provocaría una disminución anual del Producto Interno Bruto (PIB) de un punto porcentual.
En el segundo y más radical escenario, con la deportación de 8.3 millones de personas, el PIB podría sufrir una contracción anual de hasta el siete por ciento.
Este impacto sería un golpe directo a la economía estadounidense, que históricamente se ha beneficiado de la fuerza laboral migrante.
MIGRACIÓN: EL MOTOR INVISIBLE
En Estados Unidos residen actualmente 47.8 millones de migrantes, lo que representa el 14.3 por ciento de la población total, según el Pew Research Center.
Dentro de este grupo, 10.6 millones son de origen mexicano, constituyendo el 23 por ciento de los migrantes, seguidos de los originarios de India, con 2.8 millones.
Luciana Gandini, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, señala que las políticas de Trump apelan a un discurso que criminaliza a los migrantes y refuerza la percepción de amenaza.
“La narrativa de asociar la migración con criminalidad sirvió como una herramienta electoral en 2016, pero las circunstancias actuales han cambiado”, explica Gandini.
En este contexto, las amenazas de construir muros y endurecer las deportaciones parecen menos efectivas. Gandini argumenta que la migración no es solo económica, sino también una respuesta a las violencias estructurales en países de origen. “Un muro no detendrá a quienes huyen de situaciones extremas. Es solo una valla más por superar”.
DESAFÍOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Elisa Ortega, académica del mismo instituto, advierte que deportar a 11 millones de personas no solo sería logísticamente inviable, sino también económicamente contraproducente.
“Esa población contribuye significativamente a la economía de Estados Unidos. Sin embargo, sí es probable que las políticas de Trump restrinjan nuevas entradas, incluso en casos humanitarios, lo que impactará tanto en la reunificación familiar como en programas como DACA y el Estatus de Protección Temporal (TPS)”, asegura Ortega.
