MÉXICO.- El liderazgo de Marko Cortés al frente del Partido Acción Nacional (PAN) está a punto de llegar a su fin, dejando tras de sí un panorama crítico para uno de los partidos más antiguos y emblemáticos de México.
Quien asumió la presidencia del PAN en 2018, recibió el control de un partido que gobernaba 12 estados, pero hoy, tras una serie de descalabros electorales y disputas internas, solo retiene el mando en cuatro entidades: Chihuahua, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato, con alto porcentaje de inseguridad.
Esta reducción de su poder territorial refleja una serie de decisiones que, a los ojos de muchos militantes, han puesto al partido en picada.
La gestión de Marko Cortés ha estado marcada por desacuerdos y una creciente insatisfacción entre sus filas. A pesar de que su mandato oficial debía concluir en 2021, se mantuvo en el cargo hasta 2024 debido a su reelección como candidato único.
Sin embargo, el ambiente dentro del PAN es cada vez más tenso: sectores críticos del partido, encabezados por Manuel Gómez Morin Martínez del Río, nieto del fundador del PAN, han pedido cambios urgentes en la dirigencia para recuperar la influencia y el carácter combativo del partido.