CAMPECHE.– Este domingo, la fe campechana brilló con fuerza en el malecón de Campeche durante el tradicional Paseo por el Mar del Cristo Negro, Señor de San Román. En el marco de la celebración de su 459 aniversario, la venerada imagen, patrono de la Diócesis de Campeche, recorrió las aguas del Golfo, luciendo un nuevo perizonium alusivo al “Año de la Oración”, ante la mirada emocionada de cientos de fieles.
La jornada comenzó temprano con la Santa Misa, presidida por Mons. Pedro Mana Díaz en el Santuario del Cristo Negro, ubicado en el barrio de San Román. Durante su homilía, el obispo dirigió palabras de fe y aliento a la comunidad: “Muchas felicidades por estas fiestas que le dedican a su Santo Patrono, señor Jesucristo, nuestro Señor de San Román, con una ya larga historia de fiestas en honor a nuestro Redentor. Siempre que nos reunimos, especialmente los domingos, proclamamos que hemos creído en Jesucristo, que es el Mesías triunfador”, expresó.
El obispo continuó resaltando el significado del día domingo en la fe cristiana: “Eso es lo que le da sentido a nuestra participación dominical. Jesucristo resucitó en domingo y con él, todos nosotros resucitamos cuando hemos sido bautizados”.
Y agregó: “La única dignidad que tenemos es por el bautismo, y celebrar juntos a Jesucristo como ustedes que han mantenido bellamente estas tradiciones en honor a Jesús. Porque gracias a Él tenemos la misma dignidad, ya que somos verdaderos hermanos”.
La procesión se trasladó al muelle de San Román, donde pescadores, propietarios de lanchas y devotos acompañaron la imagen en su tradicional recorrido por las aguas. La leyenda cuenta que el Cristo Negro llegó a las costas de Campeche hace 459 años en medio de una feroz tormenta, y desde entonces, su devoción ha perdurado, con el
Santo protegiendo a los navegantes de los peligros del mar.
El paseo, cargado de simbolismo y devoción, refuerza la fe de la comunidad campechana y mantiene vivas las tradiciones que unen a generaciones. Cada año, este evento no solo conmemora la llegada del Cristo Negro a la ciudad, sino que también refleja el profundo agradecimiento y fe de un pueblo que, bajo la bendición de su Santo Patrono, sigue creyendo en los milagros y en la protección divina.