CAMPECHE.- Tras el Paseo por el Mar del Cristo Negro de San Román, Campeche siguió vibrando de emoción y devoción, pues el recorrido continuó por tierra, ya que desde el malecón hasta la Concha Acústica, la imagen fue acompañado por cientos de ciudadanos, quienes con sombrero en mano y protegidos con sombrillas, gritaban a todo pulmón “¡Que viva el Cristo Negro de San Román!”.
La procesión no solo recorrió las aguas, sino que también tomó las calles de la ciudad en una fiesta viva y llena de fe, esto pues el redentor fue transportado en una camioneta adornada, rodeada por una valla humana formada por los trabajadores del santuario de San Román, mientras se escuchaban poderosas alabanzas a través de bocinas. Entre los cantos, destacaba el himno “Aquel que caminó sobre las aguas”, que resonaba en los corazones de los devotos.
La fiesta arrancó con el desfile de las comparsas de bastoneras de la Apolinar, quienes, vestidas con faldas campechanas rojas y armadas con panderetas, abrieron el evento formando una cruz al ritmo de la Banda de Guerra, que no escatimó en lucirse con el estruendo de sus tambores. Este acto simbolizó el inicio de la festividad y marcó el tono de la jornada: alegría, tradición y espiritualidad.
La procesión contó con la participación de la Asociación de Charros de Campeche, que acompañó el recorrido con una cabalgata tradicional. Pero no solo los charros tuvieron protagonismo, ya que motociclistas locales también se sumaron al desfile, creando una atmósfera de unidad y comunidad entre amigos de a caballo y sobre ruedas.
En medio del fervor popular, la imagen del Cristo Negro fue exhibida en la Concha Acústica, donde cientos de fieles, incluidos pescadores, aprovecharon la ocasión para realizar oraciones en plena temporada de captura de pulpo y camarón, pidiendo por abundancia y bienestar para sus familias.
Ciudadanos provenientes de diversos municipios, como Champotón, Hecelchakán y Carmen, se unieron en oración, solicitando no solo buenos frutos para los pescadores, sino también salud y protección frente a las enfermedades que aún afectan a la región, como el dengue y el Covid. Las plegarias de sanación se alzaron con fuerza, buscando unir a las familias campechanas en la esperanza de un futuro libre de enfermedades.
El evento, que reunió a toda la familia, desde abuelos hasta niños, fue un verdadero testimonio de la profunda devoción campechana por su Cristo Negro, consolidando una tradición que no solo fortalece la fe, sino que también une a la comunidad en un encuentro de espiritualidad, cultura y esperanza.
