MÉXICO.- En medio de un tiempo marcado por la historia y la importancia de cada decisión, los ciudadanos no estaban dispuestos a que se les arrebatara su derecho al voto. Era un momento de secretos a voces, donde entre amigos se hablaba de la continuidad y de la importancia de cada elección.
A pesar de algunos retrasos logísticos en la apertura de casillas, los ciudadanos no se mostraron molestos. Más bien, aprovecharon la oportunidad para saludarse, para compartir la alegría de que los programas sociales seguirían adelante. Era evidente que la comunidad estaba unida en torno a un bienestar colectivo, especialmente en beneficio de la tercera edad, los jóvenes, las madres solteras, los niños y los trabajadores con pensiones dignas.
La ola de bienestar no pudo ser detenida por los neoliberales. Las viejas tácticas de guerra sucia, los ataques conservadores y las calumnias en redes sociales quedaron en el pasado. Hoy, la transformación continúa avanzando, impulsada por una ciudadanía cada vez más empoderada y politizada.
Los ciudadanos ya no se dejan engañar con despensas que ofrecen soluciones temporales. Ahora comprenden que la salud es un derecho fundamental y que no volverán los días de gasolinazos ni de guerras injustificadas. Han aprendido de las lecciones del pasado y miran hacia un futuro de progreso y bienestar.
Ni siquiera las inclemencias del tiempo o las largas filas para emitir su voto pudieron disminuir su determinación. Sabían que su presencia en las urnas representaba la voz del pueblo, una voz que se hacía escuchar con fuerza y esperanza en cada papeleta depositada.
JORNADA HISTÓRICA EN EXTRANJERO
La jornada electoral para los mexicanos en el extranjero se convirtió en un evento histórico que superó todas las expectativas. La afluencia masiva de ciudadanos mexicanos con la determinación de ejercer su derecho al voto desbordó las previsiones del Instituto Nacional Electoral (INE), especialmente en los consulados de Madrid y París, las dos únicas sedes en Europa y parte de las 23 ciudades en todo el mundo donde se instalaron mesas electorales físicas para los mexicanos fuera del país.
Las largas filas, el creciente malestar ciudadano y el caos organizativo en algunos momentos del día llevaron al INE a tomar medidas excepcionales. Desde la sede central en México, se decidió ampliar el horario de votación hasta altas horas de la madrugada en España y Francia, con el objetivo de garantizar el derecho al voto a la mayor cantidad de personas posible.
En Madrid, el consulado mexicano se convirtió en un centro de votación tumultuoso. La calle de la Carrera de San Jerónimo, frente al Congreso de los Diputados y cerca de lugares emblemáticos como el paseo del Prado y la glorieta de Cibeles, fue testigo de largas filas de ciudadanos mexicanos que esperaron pacientemente para emitir su voto, algunos desde horas muy tempranas de la madrugada.
En Estados Unidos, la participación electoral fue igualmente alta, con electores formados durante horas bajo la incertidumbre de si lograrían emitir su voto.
En ciudades como Washington D.C., San Antonio, Nueva York y Chicago, las filas en los consulados eran extremadamente largas, reflejando el interés y la determinación de los mexicanos en el exterior por participar en este proceso histórico.