VARSOVIA.- Juan Pablo II estuvo al corriente de casos de pederastia en Polonia y ayudó a encubrirlos antes de ser elegido papa en 1978, según un libro publicado el pasado miércoles por un reportero neerlandés en el país natal del pontífice.
De acuerdo con información dada a conocer por la AFP, el periodista Ekke Overbeek pasó más de 10 años indagando en archivos y entrevistando a víctimas y testigos, lo que plasmó en el libro ‘Máxima Culpa’, de más de 500 páginas.
“Encontré pruebas de que no solo sabía de casos de abuso sexual entre sus sacerdotes de la arquidiócesis de Cracovia, sino que también ayudó a encubrir esos casos”, dice Overbeek a la AFP en una entrevista previa a la salida del libro.
Overbeek, que vivió más de 20 años en Polonia, ya había publicado en 2013 un libro con testimonios de víctimas de sacerdotes pederastas.
Muchos de los documentos citados en la nueva entrega vienen de los archivos de la antigua policía secreta comunista, lo que algunos le han reprochado.
Afirma que “los archivos de la iglesia católica están cerrados a los periodistas”.
Overbeek añade que contrastó sus hallazgos con otras fuentes, como víctimas y testigos de los hechos. “En este país, las víctimas de abusos sexuales por parte del clero tienen miedo”, aseveró.
Y es que en Polonia sigue viva la admiración a la figura de Juan Pablo II, quien falleció en el año 2005, pPero su imagen se ha deteriorado en los últimos años, en especial entre los más jóvenes.
UNO DE LOS CASOS
Entre los casos documentados en el libro, el periodista detalla el de un sacerdote acusado de violar oralmente a niñas de diez años.
Según Overbeek, el religioso, antes de ser llevado ante la justicia, confesó en 1970 sus actos al entonces arzobispo Karol Wojtyla, posterior Papa Juan Pablo II.
“Admitió ante Wojtyla todo lo que hizo. Y eso aparece en dos documentos, e incluso tres”. Lo que significa que “sabemos al 100% que en 1970, Karol Wojtyla ya sabía de abusos sexuales” en la iglesia polaca, explica el periodista.
El religioso fue luego condenado a prisión, pero cuando fue liberado, Wojtyla le permitió que retomara su actividad pastoral, “y eso está confirmado por una carta escrita por el propio arzobispo Wojtyla”, apunta Overbeek.