MÉXICO. Así como existen los paraísos fiscales, también hay paraísos naturales, como las islas del caribe mexicano. Pero aunque en teoría son propiedad del Estado mexicano, y no se pueden vender a particulares, hay varias en manos privadas, como Isla Pájaros, propiedad del empresario y exdirector general del Banco Nacional de México (Banamex) de 1997 a 2000 y actual presidente honorario del Consejo de Administración de Grupo Financiero Citibanamex, Roberto Hernández Ramírez.
Poco se sabe de esta isla privada, pero es público que los expresidentes Ernesto Zedillo Ponce de León y Vicente Fox Quesada eran huéspedes frecuentes del poderoso banquero.
Los lugareños recuerdan las constantes visitas que hacía Zedillo para ir a bucear a la zona, y así lo constató la prensa local. Igual lo hizo Vicente Fox, quien llegó como invitado de honor a la propiedad del banquero, siendo ya presidente electo, en el año 2000.
Tras ganar la elección presidencial del 2 de julio de 2000, y romper con la hegemonía priísta de 71 años, el panista Vicente Fox se tomó unas vacaciones… en la isla Pájaros, de su amigo Roberto Hernández.
El 7 julio, cinco días después de la elección, el virtual Presidente de México, en compañía de su familia, abordó una avioneta privada Cessna –matrícula 650EASPC– a las 2 de la tarde en el aeropuerto de Toluca.
Por la tarde llegó a Cancún, y minutos antes de las 19 horas, un helicóptero los llevó a la Isla Pájaros, a tres horas por tierra y mar del principal destino turístico del caribe mexicano.
El Universal dio cuenta del viaje: “A la isla de Punta Pájaros no se llega fácilmente. Personas armadas custodian la isla las 24 horas. Este lugar es frecuentado por el presidente Ernesto Zedillo, quien este fin de semana también se encuentra en Quintana Roo…” Marta Sahagún, entonces vocera de Vicente Fox, afirmó que el virtual presidente electo se hospedaría en una casa “que le ofrecieron en préstamo, para tomarse unos días de descanso en Cancún”.
Su portavoz, con quien un año después contrajo matrimonio, ahondó en que Vicente Fox regresaría la noche del siguiente domingo, para continuar con sus tareas encaminadas al proceso de transición de poderes, previsto para el 1 de diciembre de ese año 2000.
Lo que se sabía en ese entonces, era que la isla y su complejo, tenía –y tiene– un dueño: el empresario Roberto Hernández Ramírez.
Y ya desde ese entonces, era vox populi que entrar a la isla era prácticamente imposible: solo podían pisar su privilegiada arena las selectas amistades del famoso banquero jarocho. El resguardo, se documentó, estaba a cargo de unas 70 personas de seguridad, entre personal de la Marina mexicana y guardias de seguridad privada.
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