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26 abril, 2024

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CIENCIA

Descubren un antiguo sarcófago de plomo bajo la catedral de Notre Dame en París

Las obras de reconstrucción en las entrañas de la catedral de Notre Dame de París han dejado al descubierto importantes restos arqueológicos que podrían remontarse al siglo XIV, entre ellas se encuentra un antiguo sarcófago de plomo y unas delicadas manos de piedra tallada.

Los vestigios fueron hallados justo en el cruce del transepto con la imponente nave del templo gótico y es que las excavaciones de 100 m2 que tuvieron que realizarse para garantizar la solidez de un enorme andamio de 100 metros de altura que servirá para reinstalar la aguja del templo, la cual se perdió en el incendio que sufrió Notre Dame el pasado 15 de abril de 2019, donde se derrumbó toda la estructura del tejado dejó al descubierto todo un entramado de calefacción subterránea, del siglo XIX.

Entre esas canalizaciones, hechas de ladrillo, apareció el sarcófago antropomorfo, cuyo plomo aparece deformado por el peso de la tierra y las piedras, constataron los periodistas.

Si bien, no son los primeros yacimientos humanos hallados en Notre Dame, que desde su construcción ha servido de camposanto, en especial de los responsables del templo, o de personalidades religiosas, nunca se había hallado hasta la fecha un sarcófago tan bien conservado, coinciden esos expertos.

Hasta ahora, los arqueólogos han podido introducir una minicámara endoscópica dentro del sarcófago donde “se pueden vislumbrar trozos de tejidos, cabellos y sobre todo una almohada de hojas encima de la cabeza, un fenómeno bastante conocido” cuando se enterraba a jerarcas religiosos, explicó Christophe Besnier, arqueólogo responsable de la excavación.

“El hecho que esos elementos vegetales estén aún en el interior demuestra a priori un estado de conservación muy bueno” del cuerpo, añadió este experto.

Por el momento se desconoce quién podría ser el difunto, aunque el emplazamiento apunta a que fue un personaje de importancia, en los albores de la vida de un templo legendario.

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“El descubrimiento de este sarcófago permitirá conocer mejor las prácticas y los ritos funerarios” de la Edad Media, explicó Dominique García, presidente del Instituto Nacional de Investigaciones arqueológicas.

Por otro lado, el hallazgo de unas delicadas manos extendidas como implorando, talladas en piedra, se dio este martes, apenas a unos centímetros de la superficie.

Entre los hallazgos realizados en la Catedral de Nuestra Señora de Paris, también se encuentran los restos de un antiguo jube o coro alto, localizado a pocos metros, a los pies del coro de Notre Dame, donde los arqueólogos continúan trabajando intensamente para desenterrarlo.

El jube era un coro de piedra, ornado de figuras esculpidas, que durante siglos separó el coro del resto de la nave. El de Notre Dame fue construido hacia 1230 y destruido a principios del siglo XVIII.

La Iglesia católica fue variando su liturgia a lo largo de los siglos, y ese jube, que separaba a los fieles del oficio, perdió su sentido, explicaron los expertos, pero como sucedía muy a menudo en la época, las piedras eran reutilizadas en la misma obra.

Además, en unas cestas de plástico, ya retirados del suelo, sobresalían el busto de un hombre barbudo y vegetales esculpidos, con restos de la pintura con la que fueron creados.

Al respecto, la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot declaró que “es una gran emoción, esta catedral representa toda la historia de París, y hallarse ante estos vestigios es extremadamente impresionante”.

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Los expertos deben apresurarse, porque sólo podrán excavar hasta el 25 de marzo. Luego deberá proseguir la reconstrucción del tejado, para que la catedral pueda ser reabierta al público en 2024, explicó el responsable de la obra, el general retirado Jean-Louis Georgelin.

“Mi trabajo consiste en controlar los plazos y reabrir esta catedral en 2024, y hay que sopesar todos los elementos. Siempre es necesario un equilibrio”, indicó.

Notre Dame empezó a ser construida hacia 1163, y las obras se prolongaron dos siglos. A mediados del siglo XIX el arquitecto Viollet-Le-Duc dirigió una importante reconstrucción, dotando la fachada de sus famosas gárgolas y la aguja que coronaba el tejado.

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