CAMPECHE. Las diferencias en la abundancia de ciertas bacterias que viven en la lengua pueden distinguir a los pacientes con cáncer de páncreas temprano de individuos sanos, según los resultados de un nuevo estudio que se detalla en un artículo publicado en Journal of Oral Microbiology.
Aunque ya se han identificado alteraciones en el microbioma (la población de microorganismos que viven en y dentro de nuestros cuerpos) en pacientes con cáncer de páncreas en otros tejidos del cuerpo, es la primera evidencia de cambios en las bacterias en el recubrimiento de la lengua.
Si se confirma en estudios más amplios, esto podría allanar el camino hacia el desarrollo de nuevas herramientas de detección o prevención tempranas para salvar la vida de esta enfermedad altamente agresiva.
Cerca de 10 mil personas son diagnosticadas con cáncer de páncreas en Reino Unido cada año, y menos del uno por ciento sobrevive más de diez años.
Un diagnóstico temprano puede mejorar enormemente las posibilidades de un tratamiento exitoso, pero esto plantea desafíos para esta patología, ya que crece en lo profundo del cuerpo y, a menudo, muestra pocos síntomas antes de que ya se haya propagado.
Como resultado, la mayoría de los pacientes ya tienen patología avanzada cuando buscan ayuda médica. Los científicos están buscando cambios biológicos que puedan detectar con precisión los signos tempranos del cáncer de páncreas, que podrían convertirse en nuevas pruebas de detección.
Un tema candente actual es el papel potencial del microbioma en el desarrollo del cáncer, con estudios previos que identifican alteraciones dramáticas de bacterias en la saliva, muestras intestinales y fecales obtenidas de pacientes con cáncer pancreático en comparación con individuos sanos.
En este estudio para caracterizar el microbioma de la cubierta de la lengua de pacientes con cáncer de páncreas, un equipo de investigadores reclutó a un grupo de 30 pacientes con enfermedad en etapa temprana (diagnosticada con un tumor ubicado en el área de la cabeza del páncreas) y un grupo similar de 25 personas sanas.
Los participantes tenían entre 45 y 65 años de edad, no padecían otras enfermedades o problemas de salud bucal y no habían tomado antibióticos ni otros medicamentos durante los tres meses anteriores al estudio.
Con información de Milenio