Para quienes no estén familiarizados con el término, esta patología hace referencia a la sensación de desprotección, tristeza o soledad que sienten algunas mujeres cuando duermen solas en la cama.
Una especie de nostalgia del hecho de estar emparejada. Junto a otros medios como la literatura o el cine, ayuda a promover el estereotipo de que la mujer, para ser feliz, ha de compartir sus sábanas con otra persona.
Y aunque todo en la vida vaya bien, ese bache en los asuntos de la concupiscencia genera una continua sensación de frustración y malestar que empaña los éxitos en el resto de ámbitos.
Esta tendencia está cada vez más extendida y se transmite de padres hijos y, sobre todo, de madres a hijas.
El apoyo psicológico es fundamental para superar esta etapa, y poder disfrutar el hecho de ser soltera y satisfecha.