Dicen que cada persona es un mundo, que todos somos únicos e irrepetibles, sin embargo, a grandes rasgos podemos dividirnos en grupos, sectores o incluso por afinidades.
– El moroso: es aquel cliente que a la hora de pagar busca cualquier excusa para no desembolsar el dinero, además nunca cumple con los tiempos fijados.
– La quejosa: el cliente que se queja de todo constantemente, muchas veces sin razón alguna y a tal punto que puede llegar a lo ridículo.
– El maleducado: es el cliente que reclama utilizando un vocabulario soez y puede volverse violento.
– El regateador: este cliente solo se fija en el precio y siempre está buscando la opción más barata a costa de la calidad del producto.
– La demandante: persona sabelotodo, indica que hacer y cree saber más del producto que los propios vendedores.
– El indiferente: es el cliente que escucha por cortesía, pero no está interesado en el producto ni menos en comprar.
– La fiel: consume con regularidad los productos o servicios de la empresa, se convierten en embajadores de la marca.