La investigación, realizada entre estudiantes de secundaria, encontró que los adolescentes eran más propensos a acumular kilos de más si pasaban tiempo con amigos que pesaban más que ellos. Sin embargo, lo opuesto también se cumplía para los estudiantes con amigos más delgados.
La principal conclusión es que, cuando intentamos prevenir la obesidad, no deberíamos tratar a los adolescentes de forma aislada", explicó David Shoham, profesor asistente en el departamento de Medicina Preventiva y Epidemiología de la Escuela de Medicina Stritch de la Universidad Loyola de Chicago (EE UU).
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores examinaron la información recopilada previamente de los estudiantes de dos grandes escuelas de secundaria durante dos años escolares. Un colegio, conocida como Jefferson High, estaba ubicado en una zona rural y con mayoría de estudiantes blancos. El segundo centro, llamado Sunshine High, era urbano y su población de estudiantes era tanto racial como étnicamente diversa.
Los datos mostraron que un estudiante de Jefferson High con amigos delgados tenía una probabilidad del 40 por ciento de perder peso y una probabilidad del 27 por ciento de ganarlo. Sin embargo, los investigadores encontraron que un estudiante que estaba cerca del sobrepeso y con amigos obesos solo tenía una probabilidad de 15 por ciento de perder peso, frente a una probabilidad del 56 por ciento de engordar. Sus conclusiones se han dado a conocer en la revista PLoS ONE