La pregunta de hoy… ¿Sólo yo estoy obligada a protegerme de un embarazo o enfermedad de transmisión sexual?
No. La obligación es de chicos y chicas, por igual; los tiempos en los que la mujer era la única obligada a evitar embarazos y enfermedades venéreas, han terminado… y al cederles tal responsabilidad a las mujeres, los resultados no han sido nada halagüeños para la población nacional:
Del trienio 2006 – 2008 al trienio 2011 – 2013, la tasa de fecundidad adolescente se incrementó de 69.2 a 77.0 hijos por cada mil mujeres.
En 2015, de las mujeres de 12 y más años con al menos un hijo nacido vivo, 27.8% ejercen su maternidad sin pareja. De ellas, 21.3% estuvieron alguna vez unidas mientras que 6.5% son madres solteras.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el cuarto trimestre de 2016 la tasa de participación económica de mujeres de 15 y más años con al menos un hijo nacido vivo es de 43.4 por ciento.
INEGI
Estas cifras indican graves errores de educación tanto en chicos como en chicas mexicanas, porque alrededor del sexo persisten costumbres machistas, donde la concepción y sus consecuencias, sigue endilgándose en exclusiva a las mujeres. Pero éstas no son víctimas del todo, ya que no han aprendido a separar la idea sexo-matrimonio-Iglesia, es decir que todavía un amplio sector de adolescentes y jóvenes no tienen inconveniente en tener sexo sin protección, ante la esperanza de una promesa de un matrimonio que impondría la familia por tradición. Y uno de tantos fallos de la Iglesia influye en la falta de prevención de un embarazo, incluyendo la prohibición del aborto. En otras palabras, las chicas tienen cada vez más libertad sexual, pero aún se aferran al «si me embarazo, se verá obligado a casarse conmigo». Mientras que ellos crecen con toda la libertad sexual, se añade la idea sordina, pero crudamente real: «Si se embaraza, es su problema, no el mío». Me interesa saber qué opinas de este tema. Escríbeme a gabydelvalle15@hotmail.com
Solución
El sexo es problema y responsabilidad de dos. Involúcrate, responsabilízate, actúa y crece. Los hijos que crecen sin un padre, suelen tener en la vida, partido el corazón. Y comenzar así, no es nada bueno.