Hace año y medio, cuando presentó su penúltimo libro, El amante japonés, Isabel Allende le decía a quien quisiera escucharla: "Estoy abierta al amor". Tenía 73 años, y acababa de romper "triste pero civilizadamente" una convivencia de 28 con Willy, el gringo amoroso de algunas de sus novelas.
Ahora, Allende volvió a Madrid con un nuevo libro bajo el ala, y un amor nuevo alegrándole las pajarillas.
Más allá del invierno, el título de su nueva obra, inspirado en una frase de Camus, es un homenaje a la capacidad de alegría, esperanza y reinvención que atesoran las personas por muy mal que les vengan dadas. "No sólo los humanos, sino los pueblos, las naciones, el mundo tiene un verano invencible dentro que puede acabar con cualquier invierno ,si le damos la oportunidad y asumimos el riesgo", explica.
Fuerte en el duelo Los protagonistas de su nueva novela: Lucía, Richard y Evelyn, dos sesentones y una adolescente, son expertos en pérdidas, dolor y desarraigo.
Quizá está sea su obra más íntima y también la más querida, aunque sólo fuera por el hecho de que, gracias a ella, su fallecida hija Paula está viva en la memoria colectiva.
"Hoy, 23 años después, recibo cartas que han llamado Paula a una hija y eso es mucho más de lo que puedo esperar", dijo.
