CAMPECHE, CAMP. Lo que para muchos es la oportunidad perfecta para inventar un embarazo, anunciar una boda falsa o difundir “fake news” que confunden a la población, para otros es una de las fechas más dolorosas del calendario. Este 28 de diciembre, la Diócesis de Campeche y la propia ciudadanía han alzado la voz para exigir que se detenga la “infantilización” de una conmemoración que tiene su origen en el infanticidio y el dolor.
La estructura de esta fecha, lejos de la risa, se cimenta sobre un relato de persecución. Según la tradición cristiana, el Rey Herodes ordenó el asesinato de cientos de niños en un intento desesperado por eliminar al niño Jesús. “No se trata de una fecha festiva ni de burla, es un día de memoria dolorosa”, sentenció Marco Antonio Martínez Jiménez, vocero de la Diócesis.
El llamado es claro, la ligereza con la que se toma este día desvirtúa un mensaje de protección a la vida frágil. En un contexto donde la violencia infantil sigue siendo una herida abierta en la sociedad, el “chiste fácil” empieza a perder su gracia ante los ojos de una ciudadanía más consciente.
dad, el hartazgo hacia las bromas pesadas es evidente. Los campechanos coinciden en que la ignorancia histórica ha transformado un momento de reflexión en un espectáculo de mal gusto.
“Es una pena que hagan bromitas tontas y hasta sangronas por no saber el significado”, dice visiblemente enoja Doña María Hurtado. “En redes vuelan las noticias falsas, esta memoria debería movernos a la empatía, no al chiste”, dice José Ortiz.
“Cuando entiendes la historia, te cae el peso real. Ya no se siente gracioso”, señala Eugenia Martínez. “No miden el daño que causan al usar la burla en una fecha que recuerda el sufrimiento infantil”, puntualiza Concha Quijano. Para ciudadanos como César Pérez, el problema radica en la imitación cultural sin sustento. “La gente no investiga, solo imitan lo que ven en otros sitios”.
UN COMPROMISO CON LA REALIDAD
Esta desconexión entre el origen del evento y la práctica actual ha generado un clima de desinformación que, en ocasiones, llega a saturar los canales de comunicación con datos falsos que pueden causar alarma o confusión innecesaria.
Este año, la coincidencia de la fecha con la fiesta de la Sagrada Familia refuerza el mensaje de la Iglesia, pasar de la burla a la oración por los niños que hoy sufren violencia. El reto para el lector y el usuario de redes sociales es romper el ciclo de la “noticia falsa” y recuperar la sensibilidad hacia la dignidad humana.
El 28 de diciembre no es un espacio en blanco para el engaño; es, según el sentir general, una invitación a reflexionar sobre cómo usamos nuestras palabras y qué tan responsables somos con el dolor ajeno.
