CDMX. El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que dominó la política mexicana durante siete décadas, vive su crisis más profunda a 25 años de su primera derrota presidencial en 2000. Bajo la dirigencia de Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, el tricolor ha perdido el 79 por ciento de su militancia en solo cuatro años –de 6.7 millones en 2019 a 1.4 millones en 2023–, ha sido desplazado por Morena en simpatizantes, presupuesto y resultados electorales, y recientemente expulsadode la Internacional Socialista por “acciones contrarias a su código de ética”.
Expertos como Jaime Fernando Cárdenas Gracia, del IIJUNAM, y Andrea Samaniego Sánchez, de la FCPyS-UNAM, coinciden: el PRI “no nació para ser oposición” y lucha por encontrar identidad tras perder su hegemonía. Pero el acelerador de esta decadencia es Alito, reelecto hasta potencialmente 2032 mediante reformas estatutarias que provocaron fugas masivas, como la de la familia Beltrones.
Moreno, exgobernador de Campeche (2015-2019), enfrenta cinco carpetas por peculado y uso indebido de atribuciones, con acusaciones de desvíos millonarios y enriquecimiento inexplicable: 47 propiedades, mansión de 128 millones y colección de arte.
