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13 diciembre, 2025

Campechanos

Campeche

Campechanos viven devoción y alegría

AMOR Y ESPERANZA EN CADA PASO

CAMPECHE, CAMP. Durante la celebración de la Virgen de Guadalupe, Campeche se llenó de rostros sonrientes, manos que recogían pelotas, camisas, dulces y recuerdos arrojados por la caravana, pero sobre todo de emoción por ser parte de una tradición que año con año mantiene viva la fe y el fervor popular.

Un recorrido por la ciudad permitió escuchar de primera mano lo que significa para los ciudadanos acudir a esta fiesta. Para doña Gabriela Lugo, asistir es un regreso a la niñez: “De niña venía, siempre le he pedido un milagrito a la Virgen, me ha ayudado un montón y me siento feliz de poder venir a venerarla”, compartió con entusiasmo.

Isadora Fernández, quien el año pasado no pudo acudir, destacó el poder de la fe: “Este año quise celebrar aquí con mi familia, la Virgen es poderosa si le pides de corazón, ha sanado a un familiar que estaba muy mal”, explicó mientras observaba el paso de la caravana.

La tradición se vive en familia. Jorge Barrientos, trailero de profesión, señaló: “Vienen mis hijos, mis nietos, y la verdad es que sin mi Morenita no podría hacer nada. A ella le pido todos los días antes de salir de viaje”.

Esmeralda Ríos, por su parte, contó cómo la solidaridad y la fe se mezclan en la celebración, “Estuve donando comida a los peregrinos, con poco hice mucho y la Virgencita me hizo el milagro, unas personas me contrataron para cocinar en una fiesta y me cayó un dinerito extra”.

AMOR Y FE QUE SE CONTAGIAN

El agradecimiento y la esperanza fueron el común denominador de los testimonios. Francisco Vázquez reflexionó: “La vida es mejor con Dios, con nuestra madrecita Guadalupe. Todo lo que te pase, bueno o malo, hay que agradecerlo para que nunca falten las bendiciones”.

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Para Raquel Guzmán, la fiesta es una lección que se transmite a los más pequeños: “Toda mi familia viene aquí año con año, estamos enseñando en casa que los milagros existen, que la fe está y que sin Dios no hay nada”.

Y don Ricardo Sánchez trajo a su hija Isabel de 9 años con la esperanza de sanar y agradecer: “Ella tenía un problemita en su pierna, pero mi virgencita no nos falla, ha estado mejor, camina mejor, hace un nuevo deporte, y aquí la traje para que vea el amor que tenemos hacia ella”.

Entre risas, oraciones y manos que se extendían por los recuerdos que caían de la caravana, quedó claro que esta fiesta no solo se celebra, se siente. En Campeche, la tradición guadalupana sigue siendo un puente de esperanza, unión familiar y milagros que llenan de alegría a grandes y chicos.

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